Duelo. (10)
En Argentina, y en muchísimas partes del mundo (Nápoles por ejemplo ), Diego Armando Maradona es considerado un superhéroe, alguien trascendental que va mas allá del jugador de futbol (para mi el mejor de todos), alguien que todo lo pudo, puede y podrá, y eso esta en nuestro ADN, se transmite de generación en generación, es un legado..."algún día tu hijo/a y el/la hijo/a de tu hijo/a preguntaran por el". Para nosotros, y mas los futboleros, es D10S. No hay palabras para definir el sentimiento o la pasión (en otros posteos ampliaremos) que esa persona genero, genera y generara en nosotros. Realmente podría escribir y escribir miles de cosas en las que Diego influyo en nuestras vidas.
El, como leyenda que es, nos da el punta pie, sin faltar el respeto a sus familiares mas cercanos e íntimos, de decir que nos dejo, y no, preparados para enfrentar el duelo de su ausencia física en nuestra sociedad. Digo eso, porque el siempre vivirá en nosotros, aquellos que lo amamos, queremos, y aquellos que no. Porque el representa, represento y representara a nuestro país por siempre.
A partir de ello, para comprender el termino "Duelo" recurriremos a Freud (Duelo y Melancolía, 1915) en donde señala por sí sola la renovación que aporta
la perspectiva psicoanalítica a la comprensión de un fenómeno psíquico en el
que tradicionalmente sólo se veía una atenuación progresiva y espontánea del
dolor que provoca la muerte de un ser querido. Para Freud, este resultado final
es la última etapa de todo un proceso interior que implica una actividad del
sujeto, actividad que, por lo demás, puede fracasar, como muestra la clínica de
los duelos patológicos.
La existencia de un trabajo intrapsíquico de
duelo viene atestiguada, según Freud, por la falta de interés por el mundo
exterior que aparece con la pérdida del objeto: toda la energía del sujeto
parece acaparada por su dolor y sus recuerdos, hasta que «[...] el yo,
obligado, por así decirlo, a decidir si quiere compartir este destino [del objeto
perdido], al considerar el conjunto de las satisfacciones narcisistas que
comporta el permanecer con vida, se determina a romper su lazo con el objeto
desaparecido»
Freud mostró la
gradación existente entre el duelo normal, los duelos patológicos (el sujeto se
considera culpable de la muerte ocurrida, la niega, se cree influido o poseído
por el difunto, cree padecer la misma enfermedad que produjo la muerte de éste,
etc.) y la melancolía. De un modo muy esquemático podría decirse que, según
Freud, en el duelo patológico pasa a primer plano el conflicto ambivalente; en
la melancolía se pasa a una etapa suplementaria: el yo se identifica con el
objeto perdido.